lunes, 21 de enero de 2013

CAPITULO 1:

Eran las  6.00 de la mañana. Hoy empezaba a trabajar en Barcelona. Había pasado la noche anterior imaginando como seria su vida, como cambiaría todo.
Marcos se levantó de la cama con la ayuda del despertador. Levantó la persiana y miró por la ventana. Aún no había salido el sol. Luego se dirigió hasta el baño y se dio una buena ducha para quitarse el sueño que aun le quedaba.

6.30 de la mañana. Aun le quedaba media hora para vestirse, desayunar tranquilamente y luego coger la moto y ir hasta su nuevo trabajo.
Su piso estaba en absoluto silencio, solo tenia la compañía de Bigotes, su gato. Era un piso pequeño. Una cocina, un comedor, un baño y dos habitaciones, aunque para lo que lo necesitaba ya le servia este. Ademas estaba muy bien situado. En el centro de Barcelona.

Desayunó una taza de café y un par de galletas, mientras escuchaba las noticias por la radio.
- Atención, les informamos a todos aquellos que vivan en Barcelona y que hoy tengan que hacer un desplazamiento con algún vehículo, que vayan con tiempo. Hay un gran atasco en medio de la ciudad.- dijo el locutor.
Marcos no podía creerse lo que que acababa de oír. Solo quedaban diez minutos para empezar su nuevo empleo y llegaría tarde. Se dirigió a su habitación y volvió a mirar por la ventana. Efectivamente había una larguísima cola de automóviles que llegaban hasta donde la vista le alcanzaba.
- Mierda...- Dijo con rabia.
Entonces cogió su chaqueta y cerró el piso con llave. Bajo corriendo por las escaleras y al llegar a la calle se subió de golpe a la moto. Decidió desviarse un poco de la ruta que tenia planeada para poder esquivar la larga cola de coches que se había formado.

7.00 en punto. Marcos aparcó la moto y corrió hasta la puerta del edificio. Abrió la puerta y subió las escaleras como un loco para poder llegar puntual. Una vez dentro buscó el despacho y entró.
Dentro había un hombre bastante grande, de unos 55 años aproximadamente. 
- Hola, tu debes de ser Marcos ¿verdad?, yo soy Pedro, el director de la empresa-
-Buenos días, si ese soy yo.- Dijo el intentando calmar su respiración.
- Este es tu nuevo despacho, espero que te guste. Puedes dejar todas tus cosas en ese armario de allí.- Dijo Pedro señalando un pequeño armario situado en una esquina de la sala.
De repente Marcos se dio cuenta de que con las prisas no había cogido nada para poder trabajar. 
- Ehh... Sr. Pedro, ¿me disculpa un momento? Creo que me he dejado una cosa en casa. Voy a buscarla y vuelvo enseguida.-
- Vale, tranquilo. Hasta luego.-

Bajó hasta la calle y se subió a la moto. Metió la llave, pero la moto no se encendía. Marcos no daba crédito  le tenia que pasar todo a él y encima en ese día. Al ver que su moto no le ayudaba decidió ir corriendo hasta su casa. Corría muy deprisa, y casi no podía ver por donde iba. Y de repente, un chica apareció delante suyo y sin poder hacer nada para evitarlo chocó con ella y los dos cayeron al suelo.
- ¿Que haces? Vigila por donde vas- Dijo ella muy tajante.
- Lo siento, tenia prisa y cuando te he visto no he podido frenar.- Marcos estaba muy avergonzado de la escenita que acababa de montar. Estaba claro que ese no era su día. Luego se fijó en el suelo y vio un montón de libros, hojas de papel, lapices de colores... tirados por el suelo. Su dueña, lo estaba recogiendo y enseguida Marcos la ayudó a terminar de cogerlo todo.
Una vez estaba todo recogido, Marcos se volvió a disculpar y la chica aceptó las disculpas y se marchó con una pequeña sonrisa en la boca.
Entonces Marcos se dio cuenta que la chica no lo había recogido todo. En un rincón de la calle quedaba una pequeña libreta, parecía una agenda escolar. La cogió y la abrió por la primera página. "Claudia Sala" leyó en voz alta. 





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