martes, 29 de enero de 2013

CAPITULO 4:

Marcos llegó a su piso sudado y sin casi respiración. Cerró la puerta de entrada y se quitó la chaqueta. Desde que había chocado con aquella chica, no podía parar de pensar como le devolvería su agenda. Tenia que buscar dentro para ver si encontraba alguna dirección o teléfono que le sirviera para localizarla.

Parecía una niña pija, en su agenda ponía el nombre de su instituto. Era uno de privado, y como había podido comprobar un rato antes, iban todos con uniforme de cuadros. Entonces ojeando la agenda, en una pagina encontró un teléfono. Podría ser el suyo. Marcos no estaba seguro, pero tenia que arriesgarse, aquella chica necesitaría su agenda y el tenia que devolvérsela. Ya lo tenia decidido: esa misma mañana cuando terminase del trabajo la llamaría y quedaría con ella para devolvérsela. Tomada la decisión, Marcos dejó la agenda de Claudia sobre la mesa del comedor, cogió su carpeta y su chaqueta y se marchó rápidamente de nuevo hacía el trabajo.

Llegó a la oficina ya pasadas las 8.00h. Guardó sus cosas en el armario que anteriormente le había mostrado el director y se acomodó en su sillón. Por primera vez en todo lo que llevaba de día (que aunque eran pocas horas había sido mucho mas intenso que cualquier otro) podía sentarse y cerrar los ojos unos minutos para relajarse.
Intentaba no pensar en nada, pero el recuerdo de Claudia era demasiado fuerte para poder pensar en alguna otra cosa. Tenia que encontrarla para devolverle su agenda,y ademas, sentía que necesitaba conocerla un poco más. Los dibujos que tenia en su agenda, las frases de amor entre las paginas... Marcos la había registrada toda toda. La curiosidad que tenia era muy grande, sentía que aquella chica era especial, no sabia porque, pero lo notaba.

Marcos pasó toda la mañana ordenando sus cosas en su despacho. Cuando se dio cuenta ya eran las 13.30h. Se levantó, recogió lo que quedaba encima de su mesa de trabajo, se puso la chaqueta y cerró el despacho con llave. Por el pasadizo se encontró con Pedro, que le preguntó que tal le había ido la mañana. Este parecía un hombre muy amable, y atento. Marcos estaba contento por eso, porque tenia cierto miedo a que su jefe fuese un cascarrabias inaguantable. Él respondió a su pregunta con una sonrisa y un si, muy bien. Los dos sonrieron de nuevo y se despidieron.
De nuevo salió a la calle y cogió su moto. Como no tenía gasolina, tubo que arrastrarla hasta la gasolinera mas próxima. Una vez el deposito estaba lleno, se subió a ella y se marchó a su casa para ir a comer alguna cosa.
Aparcó al moto en la acera de enfrente de su bloque de pisos. En el mismo sitio de siempre. Entro, y esta vez decidió subir por el ascensor. Una vez dentro, se quitó la chaqueta y miró el reloj que había en la pared. Las 14.00h. Era la hora perfecta para intentar llamar a Claudia. Seguramente esta ya estaría en casa comiendo. Cogió la agenda, y marcó el numero de teléfono en su móvil.

- ...¿Si?¿Quien llama?...- Una voz femenina respondió al teléfono.
- Ehh, hola, mira soy Marcos, el chico de esta mañana ¿te acuerdas?- Marcos estaba nervioso.
- Lo siento, no se quien eres. ¿No te has equivocado?-
- Una cosa, ¿eres Claudia?- No sabia donde meterse, no podía ser que Claudia no se acordase de él.
- No, me llamo Julia. ¿Se puede saber quien eres?- La chica del otro lado del teléfono se estaba poniendo nerviosa también.
Así que ese teléfono no era el de Claudia, tenia que conseguirlo de todas formas. Seguro que aquella chica, llamada Julia la conocía, sino ¿que sentido tenia que tuviese su número apuntado en su agenda?
- Perdona Julia, necesito el móvil de Claudia, es bastante urgente.-
- No lo entiendo, quieres que te deje el móvil de mi amiga, a la cual dices conocer, pero que no tienes su teléfono ¿y eso por que me lo tendría que creer?- Julia, se hacia la dura, no pensaba darle el teléfono de su mejor amiga a un desconocido sin ningún motivo aparente.
- ¿Quieres pruebas? Tengo que llamarla, porque he encontrado su agenda escolar, ¿sino como es que se tu numero?-
Julia se dio cuenta de que quizás era verdad lo que aquel chico le estaba contando, y al final decidió darle el teléfono de Claudia. Marcos se lo apuntó en un papel, y se despidió de Julia con un: muchas gracias.

Ahora si, ya tenia el teléfono y ya podía llamarla. Volvió a coger su teléfono y marcó esta vez el número correcto.
-... ¿Si, diga?...-
- ¿Eres Claudia?- Esta vez Marcos quería asegurarse primero que esa chica si que era ella.
-... Si ... ¿Quien eres?-
Al oír la respuesta, Marcos respiró aliviado y se dispuso a hablar con ella.
- Hola... soy el chico con el que has chocado esta mañana...- Marcos estaba muy espeso, no sabia ni por donde empezar. Claudia, no respondía.
En el otro lado del teléfono, Claudia no podía creerse lo que acababa de escuchar. El chico con el que habia estado pensando toda la mañana, con el que creía no volverse a encontrar nunca más le acababa de llamar a su teléfono.
- Te he llamado por que resulta que esta mañana, cuando te has ido, he encontrado tu agenda en el suelo, y no he podido devolvértela. ¿Te importaría quedar esta tarde para que te la devuelva?- Marcos estaba impaciente, y Claudia seguía sin contestar.
- Sisisi, claro. Esta tarde.- Claudia no podía creérselo, acababa de quedar con él.
- Vale, pues quedamos en la estación de autobuses del barrio a las 5.30h.-
- De acuerdo, allí estaré.- Casi no le salían las palabras, tenia que hacer un esfuerzo para contener sus emociones, ya que si fuera por ella se hubiera puesto a gritar y a saltar en medio de la calle.
- Adiós, Claudia. Hasta luego.- Marcos colgó el teléfono.
"Adiós, Claudia" Le encantaba como habían sonado esas dos palabras con su voz grave pero a la vez dulce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario